Y LA CORNEJA DEL GUERRERO CELTA

El CANTAR DEL MÍO CID ofrece varios interesantes pasajes con elementos del imaginario CELTA. La versión conservada, escrita según R. Menéndez Pidal hacia el 1140, se inicia con la salida de VIVAR Y EL PASO POR Brugos del CID, desterrado por Alfonso VI tras enfrentarse al Rey al exigirle jurar en Santa Gadea que no había tenido parte en el asesinato de su hermano Sancho II por Bellido Dolfos en el cerco de Zamora.

Tras narrar la pena que siente el CID al dejar su casa, un conocido pasaje describe el doble AUGURIUM a través del vuelo de sendas cornejas que recibe el CID al emprender su aventura. El texto, muy hermoso, dice así:

“A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra y entrando a Burgos ovieronla siniestra… (Mío Cid, I, 11-12).

Junto a este hay que considerar otro pasaje similar, menos conocido pero no menos interesante, ocurrido al atravesar el río Jalón cerca de Calatayud, tras vender el castillo de Alcer:

“Alço su seña, el Campeador se va,

Pasó Salón Ayudo, aguijó cabadelant,

Al exir de Salon mucho ovo buenas aves (Mío Cid, I,858-859)

Este texto se puede comparar al de la PRIMERA CRÓNICA GENERAL (530b, 28: “el passo ell el rio Salon; et dizen algunos que saliese desse rio, que ovo muy buenas aves et señales de bienandanza)”.

Para comprender ambos pasajes, hay que analizar, en primer lugar, el simbolismo de la CORNEJA, para poder entender este episodio en todo su significado. La palabra CORNEJA procede de la latina CORNICULA, que es un diminutivo de CORNIX, CUERVO. La CORNEJA común es un ave bien conocida y una de las más habituales de nuestros campos. Relativamente grande pues llega a pesar más de 500g., habita normalmente tanto en terrenos abiertos y de cultivo como en zonas pantanosas bosques y costas. Según el diccionario de la real Academia Española, es un córvido (CORVUS CORONE) DE “45 A 50 cm. de longitud y un metro o algo más de envergadura, con plumaje completamente negro y de brillo metálico en cuello y dorso; el pico está un poco encorvado en la mandíbula superior, y las alas plegadas no alcanzan el extremo de la cola. Vive en el oeste y sur de Europa y en algunas regiones de Asia”.

Cuervos y cornejas son aves omnívoras y carroñeras, que comen la carne de animales muertos y de los guerreros caídos en el combate, lo que debió relacionarlas con las creencias en ultratumba y a las divinidades del Más Allá. Además, la inteligencia de los CÓRVIDOS entre las aves puede haber contribuido a que fueran consideradas aves particularmente agoreras y capaces de predecir el futuro.

En todo caso, estos CÓRVIDOS, por su negro y brillante plumaje, su inteligencia destacada entre las aves, su graznido chillón, su dieta carroñera y su larga vida, están estrechamente relacionados con los augurios en diversas mitologías INDOEUROPEAS, tanto en la clásica GRECO-ROMANA como en la CÉLTICA y la GERMÁNICA.

Esta idea ha perdurado en las creencias populares de muchas regiones, aunque el CUERVO no aparece recogido en el estudio de F. Baños sobre “SIMBOLOGÍA ANIMAL DE LA HAGIOGRAFÍA CASTELLANA”, A PESAR DE SU ESTRECHA RELACIÓN CON San Vicente, como probable cristianización del dios CELTA LUG, como ya hace años señaló M.F. Fernández de Escalante.

Sin embargo, es la mitología CELTA la que más numerosas y amplias referencias ofrece sobre el papel mítico del CUERVO, que acompaña a diversas divinidades y héroes, casi siempre en contextos de guerra.

El CUERVO era la representación de la propia gran DIOSA DE LA GUERRA EN LAS NARRACIONES MITOLÓGICAS IRLANDESAS Y GALESAS, que también era conocida entre los CELTAS CONTINENTALES, pues una diosa con un CUERVO en la mano aparece representada presidiendo la partida de los guerreros en una placa de Gostilj, Montenegro, del siglo III a.C.

En el MABINOGION, el cuervo se asocia a la MORRIGAN, la gran diosa de la guerra, que se denominaba el CUERVO DE LA BATALLA, pues aparecía en el combate con sus hermanas la BABDH, que significa (La Cuervo) y NEMAINN, (La Furia), por lo que esta ave se relaciona con LA MALA SUERTE y la MUERTE.

“BADB, el CUERVO brutal, el buitre rapaz”.

Esta BADB o LA CUERVO era una divinidad psicopompa, como las Valkirias de los Germanos, pues devoraba los cuerpos de los héroes sobre el campo de batalla tomando el aspecto de ave carroñera, como hacen los cuervos. Esta idea quizá podría estar representada en una bien conocida escena pintada en un VASO DE NUMANCIA, que ofrece un guerrero caído comido por cuervos y buitres. Para su interpretación se ha pensado en un texto de Eliano, sobre las almas de los guerreros muertos en batalla, pero es necesario tener en cuenta también que el dios NETOS-NÉIR está bien documentado como se ha señalado, por lo que estos animales debieron estar también en la HISPANIA CELTA asociados míticamente a las DIVINIDADES DE LA GUERRA.

En la MITOLOGÍA CÉLTICA EL cuervo APARECE TAMBIÉN RELACIONADO CON DIVERSOS héroes GUERREROS. Un ejemplo bien conocido es el dios Bran, héroe, cuyo nombre significa CUERVO.

Esta estrecha relación del CUERVO con los guerreros en la literatura CELTA de tipo mítico en la que cabría señalar otros ejemplos, permiten precisar el pleno significado que desde la mitología y la mentalidad CETA ofrecen los citados pasajes del MIO CID:

“A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra y entrando a Burgos ovieronla siniestra… y Alço su seña. El Campeador se va, passó Salón Ayudo, aguijó cabadebant, al exir de Salon, ovo buenas aves”.

El contenido mítico que implican estos augurios es plenamente celta, no romano como hasta ahora se ha supuesto. Además, conviene señalar, en primer lugar, que esta superstición ocurre en la antigua CELTIBERIA, pues a ella pertenecían tanto la tierra de Burgo de Osma, aunque también conocía muy bien la zona de Molina de Aragón y Albarracín.

Todas estas comarcas constituyen el corazón de la antigua CELTIBERIA, un área poco romanizada y que ha conservado hasta nuestros días sus costumbres ancestrales de origen CÉLTICO, desde la organización comunal en villa y aldeas hasta fiestas como las de San Pedro Manrique, además de leyendas con temas míticos CELTAS, todo lo cual ayuda a comprender la pervivencia de creencias, como la del AGÜERO a través de los CUERVOS, que traslucen su fondo

CELTA ANCESTRAL apenas modificado.

Según Menéndez Pidal, el CID era un AGORERO famoso entre sus contemporáneos. Así se lo echa en cara el conde de Barcelona en la carta de reto que le dirigió:

“Videmus etiam et cgnoscimus quia montes et corvi et cornellae et nisi et aquilae et fere omne genus avium sunt dii tui, quia plus confidis in augurii i¡eorum quem in Deo.

Es interesante que Menéndez Pidal considere este tipo de supersticiones muy común entre los militares, pues el “adalid, al aconsejar a su capitán antes de una batalla, y el ayo, al tuiar a sus criados, debían CANTAR LOS AGÜEROS, como se describe en LOS SIETE INFANTES DE SALAS, aunque augurios CELTAS             también se utilizaron para elegir el asentamiento al fundar Avila.

EL CANTO DEL MÍO CID hace precisa referencia al AUGURIO al salir el héroe para iniciar sus aventuras, lo que es un elemto característico del IMAGINARIO CELTA, como lo es el que el otro augrio documentado en el poema se realice al EXIR DE SALUN, que puede interpretarse como tomado desde el rio como punto de paso al MÁS ALLÁ en la cosmovisión CELTA.

El mismo concepto, evidentemente basado en la cosmología CELTA en la que el agua era el punto de paso al MÁS ALLÁ, se refleja en el CANTAR DE LOS SIETE INFANTES DE LARA, cuando el ayo, Muño Salido, observa por el vuelo de las aves que el augurio es desfavorable:

“Et a la entrada del mont, ovieron aves que les ficieron muy malos agüeros”

Augurio también asociado a un contexto fluvial como símbolo del MÁS ALLÁ:

“Que nadie pase el río, que nadie quiera pasar,

Que aquel que pasare el río, a Salas no ha de tornar”.

En resumen, estos bellos parajes de la literatura castellana constituyen una interesante prueba de un CELTIBERISMO residual que perduró en las tierras de la antigua CELTIBERIA, como en otras regiones de HISPANIA.

Este atractivo panorama anima a que se lleve a cabo un análisis más amplio del CANTO DEL MÍO CID y de los restantes cantares de gesta desde esta perspectiva nuevo aspectos de interés, hasta ahora desapercibidos, en la poesía épica castellana.