Mucho se habla del CAMINO INICIÁTICO, y mucho desconocimiento se tiene de él.

Lo primero que hemos de saber es que, para entrar en un Camino Iniciático has de ser aceptado en dicho Camino, por lo tanto un instructor, En primera instancia, y luego un Maestro ha de trasmitirte y guiarte en las primeras etapas de este Camino.
El Camino Iniciático es un VIAJE AL CENTRO DE TI MISMO y para ello tenemos dos premisas que hemos de cumplir: SUPERARSE y DOMINARSE.

SUPERARSE es el gran imperativo de la condición humana, y hay otro que lo anticipa y al mismo tiempo lo prolonga: DOMINARSE.

El HOMBRE NOBLE es el que se domina, el HOMBRE JUSTO es el que se SUPERA.

Estas son las dos dimensiones -la horizontal y la vertical-.
La primera dimensión es la del hombre terrenal o exterior, y la segunda, la del hombre celestial o interior.

La obligación de dominarse y con mayor razón de superarse, está inscrita en la inteligencia y en la voluntad del hombre, porque esta inteligencia es total, y esta voluntad, libre, total y libre. El alma humana no tiene otra opción positiva que dominarse para poder superarse.

Nuestra inteligencia y nuestra voluntad son proporcionadas al Absoluto, de modo que nuestra vocación de hombre se encuentra determinada por esta relación, sin ella, el hombre no sería hombre.

La nobleza y la justicia de corazón son los imperativo del estado humano.