Es común que estos tres términos se confundan e incluso se piense que quieren denominar lo mismo de una mujer sabia, sin embargo poco o nada tienen que ver entre las tres denominaciones.

Cierto es que, tanto las BRUJAS como las HECHICERAS o las HADAS carecen de “moralidad” al menos de la moralidad que hemos tomado como buena, las tres han aprendido a ser AMORALES, que no inmorales. Por lo que se pueden mostrar ante ti, como BUENAS o MALAS, según convenga.

La distinción BRUJA/HADA basada en la maldad o la bondad, es una distinción que obedece más a criterios o intereses del mercado que, a la propia naturaleza, en un intento de simplificar las características de estos seres complejísimos, para crear una imagen estereotipada que las haga reconocibles en los mostradores de los negocios que se benefician de la imaginación infantil, nada simple por otro lado.

Hay serias diferencias entre BRUJAS, HADAS Y HECHICERAS que se observan en la etimología, en el origen de las tres palabras que designan a estos seres complejos.

Juan Corominas (1905-1997) cree que la palabra BRUJA, sobre cuyo origen se ha especulado mucho, designó hace tiempo un fenómenos atmosférico borrascoso, en un dialecto catalán hablado en los Pirineos. Avala la interpretación de este destacado etimologista catalán el que a las BRUJAS se les considere también culpables de las tormentas. También avala esta teoría el que la palabra BRUJA sea común a las lenguas romances peninsulares y a los dialectos gascones y occitanos.

También hay quien piensa que la palabra BRUJA puede venir del término gaélico celta BROUG, que significa LO ELEVADO, y de ahí el teónimo BRIGANTIA (La elevada) y sus adoradoras las BRUJAS, las sacerdotisas de la Diosa. Aunque no queda ahí la cosa, también hay estudiosos que mantiene que en un principio pudo la palabra BRUJA venir de LECHUZA, por la similitud con el sonido que hacen estas aves. Hay quien la relacional con el término BRUSCIARES, “quemar”, por su afición a bailar alrededor del fuego. Y hay quien le atribuye a la palabra un origen celta, de BRUSCIUS, “agria, amarga, áspera, tosca”, por su especial carácter.

HECHICERA sin embargo viene de HACER, porque un HECHIZO, es algo que se HACE, algo ARTIFICIOSO, y una HECHICERA es alguien que se vale de su ARTE, de su saber para hacer artificios.

En Galicia hay una tradición sobre las FEITICEIRAS o HECHICERAS que viven en el río Miño y atraen a los jóvenes con su voz, ellos quedan prendados para siempre de ellas y se ahogan o desaparecen en el fondo del río. Para evitarla hay que cruzar el río con una piedra en la boca (en lugar de lo que hacía Ulises: taparse los oídos), porque, si no se contesta a sus palabras, queda uno libre de su encanto.

HADA, por otro lado tenemos a las HADAS, palabra que procede del latín FATA, plural de FATUM, se usaba ya desde antiguo para designar a la personificación femenina del HADO. De esta palabra deriva el FADO, o canción popular que cuanta el destino de una persona, y la palabra ENFADARSE, que en la Edad Media significaba “desalentarse, cansarse, aburrirse”, porque el que se enfadaba había dejado de luchar contra la fatalidad, había cedido a ella. La imagen del HADA más popular procede de los libros de Caballería medievales, en los que el HADA es un ser femenino sobrenatural que intervine en la vida de los hombres, concediéndoles dones que les ayudarán en su propósito. En gallego se usa FADA no como equivalente al hada castellana sino con el significado de DESTINO o SUERTE, y puede ser buena.

LA MOURA, palabra que viene de MOIRA, hija de la noche, que teje el destino de los hombres, sería la equivalente gallega del HADA del resto de la Península. Por último es curioso también el origen de la palabra que en gallego designa BRUJA “Meiga” que convive con la palabra BRUXA y que procede del latín MAGISTRA, “MAESTRA”, que en castellano da la palabra MAGA.

Según la etimología la palabra BRUJA define a una religiosa (encarnación de la Diosa) de la ANTIGUA RELIGIÓN EUROPEA (enraizada en el Calcolítico) BRUJERÍA TRADICIONAL. La palabra HECHICERA sería alguien que se vale de artificios para conseguir lo que se propone, y el HADA sería quien interviene en el destino del protagonista.

Esta podría ser una distinción entre las TRES. Que uso hagan de sus saberes (ya sean naturales-BRUJAS, artificiales-HECHICERAS, o del destino-HADAS, bueno o malo, no depende de cómo se las designe, pues en algunos relatos una HECHICERA puede ser buena (defendiendo el honor de su marido, como en Belerna la hechicera y el príncipe Montapollinos) y puede ser cruel (la misma Belerna hechiza a lo que quieren abusar de ella y los pone a barrer, cerrar las ventanas y llenar un vaso con agua todo la noche) También un HADA puede ser mala o buena, como el Hada de “El hada mala y la princesa fea” que castiga injustamente a la princesa por un daño ocasionado por el padre de ésta, aunque le devuelve su belleza y le otorga bienes y un príncipe cuando se da cuenta de la injusticia causada. Y también una BRUJA puede ser mala y buena, como “la bruja que tenía cara de gato”, que al ser desobediente su sobrina la castiga poniéndole en el rostro su misma cara de gato, pero más tarde compadecida de ella, le devuelva su belleza.

Mucho tiempo ha pasado desde las persecuciones por herejía del judeocristianismo, y mucho se ha perdido en el camino, pero las BRUJAS, LAS HADAS Y LAS HECHICERAS siguen poblando los cuentos que se relatan a los niños y han dejado de ser DEMONIACAS, gracias a investigaciones serias que restablecen NUESTRA HISTORIA ANTIGUA.
Como dijo Tolkien: “La historia se convirtió en leyenda y la leyenda en mito”. Aunque quedaron empasteladas en los cuentos de hadas infantiles, nunca dejaron de ser REALES HISTORIAS DE TIEMPOS MUY ANTIGUOS.

Ahora las BRUJAS formamos parte de CONFESIONES RELIGIOSAS legalizadas en el Estado español, las HECHICERAS nos ayudan a conseguir cosas prodigiosas con sus conjuros y su sabiduría, y las HADAS, a las que invocamos y encontramos en la Naturaleza nos muestran “Mundos intermedios maravillosos”, y podemos convivir con ellas y obtener verdades de “otros mundo”. Mundos a los que tenemos acceso por derecho propio y divino.


Del libro de Brujas españolas
Ana Cristina Herreros.