Mucho se habla del AMOR, mucho se confunde y mucho más deseamos obtenerlo.
Mi intención es desarrollar lo que parece imposible de entender, a no ser por la experiencia.
Para poder entenderlo, tengo que utilizar las palabras y además tengo que poner grados o límites a lo que es INFINITO.
Dividiremos el AMOR en tres estadios:
AMOR HUMANO
AMOR ESPIRITUAL
AMOR DIVINO.
SOBRE EL AMOR HUMANO:
Se trata del AMOR HUMANO O FÍSICO. Es aquel AMOR conocido por todos, y que necesita encontrar la respuesta en lo físico. Transacción: AMO PARA RECIBIR AMOR, de otra manera sufriría. En suma este amor se reduce a: NECESITO QUE ME AME, aquella determinada persona que yo elegí para eso.
Se trata de un amor NATURAL, una red de necesidades de amor: los padres necesitan que sus hijos les quieran; los hijos necesitan que los padres les quieras; los maridos que les quieran sus esposa y viceversa; el presidente del gobierno necesitan que le quieran y le voten… En fin, que hay que diferenciar entre AMAR Y NECESIDAD DE AMOR.
Este tipo de amor, tan generalizado, tan mal entendido, hace que en el límite de su confusión, llegue el individuo a suicidarse si pierde o se va con otro el “objeto” de su deseo. Creo sinceramente que si esta simple asignatura la dieran en los colegios, la humanidad estaría de otra forma, más en equilibrio con la verdad.
En otros casos se llega “por amor” a la violencia, o a la amenaza. Frases como: “Si no me quisieras yo me moriría”.
SOBRE EL AMOR DIVINO
Poco hay que hablar de esta “clase” de AMOR, ya que el AMOR DIVINO es el que tienen los Dioses por nosotros.
Ellos no nos necesitan, nos han creado sin más. La fuerza de su AMOR, ha hecho que existamos.
LOS CREADORES, no podrían serlo sin sus criaturas, lo mismo que las criaturas no podríamos serlo sin nuestros CREADORES.
Pero ¿Qué fue antes? ¿El Creador (Dios-Diosa) o la criatura?
Esta pregunta no tiene alternativa. Se deduce por ella misma que tuvo que ser al mismo tiempo.
El anhelo del Creador (Dios-Diosa) por su criatura, y el anhelo de la criatura por su Creador (Dios-Diosa); fue un suspiro COMPASIONADO. Una pasión mutua del Uno por el otro. Y en ese deseo de ambos se produce la vida.
De la TOTALIDAD, surge la individualidad. Pero esa individualidad, que la criatura es, es también la UNIDAD, porque está en ella.
Pongamos por ejemplo el AMOR que tiene el Sol por nosotros. Él nos da la vida, pero no nos quiere. Si te pones debajo de El al medio día en verano, vas a ser devorado por sus rayos. Pero lo mismo ocurre con el agua, o con el fuego, con cualquiera de las energías que existen y que te dan la existencia.
Esta clase de amor, no se conoce entre los humanos. Es el AMOR QUE TIENEN LOS DIOSES POR SUS CRIATURAS.
SOBRE EL AMOR ESPIRITUAL
Aquí llegamos a un momento crucial. Ya que esta clase de amor es la aspiración de todos, o al menos de todos aquellos que recorremos un Camino consciente de Sabiduría.
Quien ama con AMOR ESPIRITUAL, prefiere la felicidad del otro a la suya propia.
En esta clase de AMOR, se establece la TEOFANÍA. El “objeto” amado es un signo divino, que hace que amemos más allá del ser. Que amemos el ACTO QUE NOS HA CREADO.
Aplicaremos como metáfora un verso de Teresa de Jesús, donde con su natural inspiración, lo dice todo.
“Aunque no hubiera cielo yo te amara;
Aunque no hubiera infierno te temiera.
No tienes que darme por que te quiera,
Porque aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera”.
Ahora pensando en tu Dios tutelar dirige estas palabras. Veras que son portadoras de un AMOR que está inspirado en lo INCONDICIONAL.
Da igual que el autor de este poema se llame Teresa, o se llame Julia Roberts. Lo importante es lo que dice y lo que aclara sobre el AMOR.
En referencia al CIELO o al INFIERNO, entendemos el gozo y el sufrimiento. (no empecemos con las alusiones al cristianismo)
A este AMOR, podemos llegar todos, un AMOR benéfico desprovisto de “egoísmo” un AMOR que nos hace gozar siempre. Sea cual sea la circunstancia.
Es una amor parecido al que tenemos por nuestros hijos (pueden ser nuestro hermanos animales, los que viven con nosotros, o hijos, discípulos que aunque no son “paridos” si necesitan de nosotros).
Pero aquí os contaré lo que una vez me dijo un MAESTRO, alguien que se acercó a mí, mientras yo lloraba porque no me querían como yo quería que me quisieran.
Este hombre (un mendigo) se sentó a mi lado en un banco público. Al principio quise retirarme, ya que su aspecto echaba un poco para atrás. Pero reflexionando, tuve caridad y me quede quieta. No quise que sintiera mi desprecio. El me miró y con voz suave y amorosa me dijo: “¿Lloras por qué crees que el amor hace sufrir? –A lo que yo contesté- Si, lloro por eso- “Entonces, no lloras por amor, lloras por necesidad de amor”.
Como le miré sorprendida, quiso aclararlo, diciéndome unas últimas palabras, las que siempre empleo cuando quiero explicar que es y que no es AMOR:
“Las madres AMAN a su hijos, pero también los QUIEREN, y por eso sufren”
No olvidaré a aquel Guía que se presentó a mí en un momento en el que yo lo necesitaba tanto. Si no hubiera sido por que me regaló un librito que sacó de entre sus ropajes raídos, hubiera creído que lo imagine.
Es natural AMAR y QUERER, es la consecuencia entre lo DIVINO y lo HUMANOS que somos y que no vamos a dejar de ser.
Este documento es para que comprendamos mejor, porque sufrimos por “amor” porque anhelamos reunificarnos con un “individuo” para ser felices.
EL DESEO DE REUNIFICARNOS CON OTRO, OBEDECE AL DESEO DE REUNIFICARME CON NOSOTROS MISMO
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